4/6/08

¿CUAL PREFIERES...?


Cuenta la historia que en cierta ocasión un ciudadano norteamericano, acudió a un pequeño embarcadero en la frontera con México para cruzar el gran río. Nada más llegar encontró al barquero con su enorme sombrero mexicano echando apaciblemente una siesta a la sombra de un árbol. El norteamericano, con prisas y casi sin detenerse preguntó:
-Perdone buen hombre, ¿Cuánto cuesta cruzar al otro lado del río?
A lo que el mexicano tranquilamente contestó:
- En realidad es bastante barato, lo que ocurre es que en este momento estoy en mi tiempo de descanso y estoy haciendo la siesta, así que tendrá que esperar un rato.

El norteamericano, que era un hombre de negocios muy ocupado y con grandes responsabilidades laborales insistió alterado: -¡Pero es de vital importancia que yo cruce ahora mismo el río!. Dígame cual es el precio y yo le daré el triple.
-¿Y para qué quiero yo el triple de dinero?, preguntó tranquilamente el mexicano sin abandonar su postura recostada sobre el árbol.
- ¿Como que para qué?¿es que no entiendes?. Con ese dinero podrás comprar una barca más grande y podrás cruzar a más clientes durante el día y así podrás ganar más dinero. Contestó el norteamericano más alterado aún.
-¿Y para qué quiero yo cruzar a más gente, trabajar más, y ganar más dinero del que gano ahora?. Preguntó el mexicano levantando un poco su sombrero.
El norteamericano, exasperado ante la pasividad del barquero siguió explicándole a toda prisa sin dejar de mover las manos: -¡Pues para que va a a ser!. De esta forma, con el tiempo, podrás comprar otra barca y quizás puedas ganar el dinero suficiente para contratar ayudantes que se encarguen de las barcas y así tu negocio generará más ganancias.
El mexicano sin inmutarse volvió a replicarle: -Si, si todo eso está muy bien. ¿Pero para qué quiero emplear a más personas en más barcas, y tener una gran empresa que genere más ganancias y tener que atender a todas esas responsabilidades?
El norteamericano apunto de explotar le volvió a contestar casi sin respirar: -¡Pues para que va a ser!, ¿Es que no lo ves?. Así podrás crear una gran empresa que domine todo el río, y tendrás muchas personas trabajando en muchas barcas de tu propiedad, y ganarás mucho dinero y con mucho esfuerzo, siendo competitivo y superando muchos obstáculos llegará el día en el que ya no tendrás que preocuparte de nada y tendrás tiempo para dormir la siesta si quieres.
-¡Pues eso es lo que estoy haciendo ahora!, gringo de los cojones.


¿Para qué nos levantamos cada mañana? ¿Para que trabajamos más y más horas? ¿Para qué corremos?¿Para qué luchamos y luchamos por crecer y crecer sólo materialmente?.
Teniendo en cuenta la siguiente ecuación: “Dinero (igual a) tiempo vital empleado en producirlo”, valdría la pena preguntarse:
¿Cuánto tiempo restado al banco finito de nuestra existencia empleamos para generar riqueza, que a su vez destinamos para adquirir cosas que realmente no necesitamos?
¿Que magnífica empresa de marqueting y lavado de cerebro nos vendió la idea de que la superioridad económica es sinónimo de bienestar físico, mental, afectivo-emocional, espiritual, o simplemente de felicidad...? ¿De verdad creemos esto?. Mejor dicho, ¿De verdad sentimos eso?
Aunque quizás la pregunta clave sería: ¿Quién, o quienes, y con que motivaciones o intereses, se encargan desde que nacemos de grabarnos a hierro como a una vaca, con la idea de que “somos lo que tenemos”, por encima de otros valores? ¿Quiénes son los beneficiados de que la gran parte de nuestra sociedad, incluyendonos por supuesto a nosotros mismos, tenga como modelo de felicidad un sistema de vida basado en emplear el mayor número posible de nuestros recursos vitales en generar riquezas materiales?.
Nuestra vida, por lo general va a remolque de las exigencias del trabajo, de nuestro jefe, de los horarios, de los clientes que nos presionan, de la competencia, de los resultados. Nuestra libertad de seres humanos se reduce más y más por la necesidad de crear cada vez más riqueza, más recursos económicos que por otro lado creemos que nos darán mayor libertad. ¿Tiene algún sentido esto? ¿Podemos realmente cambiar en alguna medida esto?.
En el momento en el que el televisor de nuestra vida deje de proyectar imágnes y quede definitivamente en off, ¿habrá merecido la pena todo el sacrificio por ganar el suficiente dinero para “ser alguien”?
Posiblemente habrá por ahí algún mexicano que con sus alpargatas desgastadas y una camisa roñosa, sea más feliz echando su siesta bajo cualquier árbol, que cualquiera de nosotros con nuestro móvil de última generación ¿Hasta cuando seguiremos dormidos ante el hecho de que la vida es algo irrepetible y que cada vez la utilizamos más para generar riqueza en vez de generar la riqueza justa para vivir dignamente?

Vivimos en “Matrix” y se acaba de abrir una puerta en tu mente. Así pues tú eliges: ¿Quieres la pastilla roja, o la azul...?


José Luis Villalonga.

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