6/12/08

Mi disfraz de poeta IV

A menudo te recuerdo,
te rescato de entre mis sueños más bellos
y por un instante creo tocarte
con la curiosidad inusitada del niño.
Le robo espacios a mi silencio
y te ofrezco mis palabras hechas versos.
A menudo te sueño,
y casi nunca quiero despertar.
Feliz prisionero de mis anhelos pienso,
soñar es solo soñar.
Clavado en la espesura de lo efímero
más cerca tus labios siento,
más vuelvo a sentir que muero
pues no te puedo besar.






Nos descubrimos pronto.
Recuerdo que llovía y juntos,
salimos a empaparnos como niños.

Tú, mirabas callada y yo,
tímido como siempre,
en mi silencio ya te amaba.

Nos descubrimos una tarde de primavera
y desde entonces mi corazón
va contigo.

Mi carne, mi sangre,
ya no se dónde encontrarlas
mi mente escindida vaga de aquí para allá sin respiro.

Nos descubrimos pronto
y con tu luz en medio de mi oscuridad
alumbraste mi camino.






Vamos a ver las calles
vestirse de marrón y malva.
Vámonos juntos, como niños
a saltar y a jugar en los charcos.
Coge mi mano y no dudes al caminar.
Mira de frente y siénteme a tu lado,
y tócame, bésame con dulzura
que pronto, todo será pasado.




Tus ojos entre marrones y verdes
bajo la luz de la luna.
Me recuerdo suavemente
dormitando en tu cintura.
Tu piel, que entonces fue mía
y tu valle de espesura,
me devolvieron al hombre,
aliviaron mi locura.
Te recuerdo como te quise,
te quise como a ninguna.





Sentencia:

No encuentro ningún motivo
especial para amarte...
Salvo la total y completa
certitud de que te amo.




José Luis Villalonga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario